El terreno se encuentra en una ubicación privilegiada de Tigre, a orillas del río Luján y del canal San Fernando. La zona, degradada y peligrosa al momento del proyecto, debía transformarse para convertir ese lugar en un barrio conectado con la ciudad y el Delta.
La idea principal del proyecto es rescatar los símbolos propios del Delta del Tigre, como los techos de chapa a dos aguas, la contrucción con madera autóctona, los muelles y la cimentación en altura sobre palafitos. Extensas pasarelas de madera conectarán las viviendas y servirán como expansiones en altura. Los quiebres en planta generan espacios de distintas escalas, con patios compartidos para dos o tres vecinos y otros que abarcan hasta veinte viviendas, forjando el sentido de la pertenencia y el cuidado comunitario. En cuanto a la relación con el contexto inmediato, se proponen diferentes programas con diversos grados de permeabilidad, siempre privilegiando la relación con el río, en menor grado con el parque y el canal, y limitando los bordes hacia el tren y la estación.